martes, 14 de febrero de 2023

no me importa si roncas

Ramón ronca como si fuese un animal gigante, uno de esos monstruos de disney que son una amenaza para los protagonistas de los dibujitos
Sé que solo soporto sus ronquidos porque es excesivamente bello y cada vez que ronca me parece más y más tierno. Pero solo se lo permito a Ramón.
Ahora el peque esta dormido boca arriba en mi cama, roncando, como siempre.
Los ronquidos de mi animalejo duotono van a pertenecer por siempre en la biblioteca sonora de mi vida. No me imagino una tarde sin él, sin sus patitas rosadas acariciándome la cara mientras yo le beso el pecho blanco, como camisa de novio, sin sus miradas indescifrables y por supuesto, sin sus bulliciosos ronquidos.
No me importa si roncas, ramón.
Me imagino que como él, algún chico perfecto también debe roncar .... ¿será esto un entrenamiento para poder soportar a un posible novio con ronquidos animales?



escrito el 7 de julio del 2011 a las 8:08 pm.
Fue mi primer bonsái Se llamó Camila, y la compré un sábado en el mercado de magdalena, en el puesto de un señor con apellido chino (solo el apellido) que era amigo de mi madre cuando ella tenía aun esa fascinación por estos pequeños arbolitos. Los primeros recuerdos que tengo de ella son tiernos y algo cursis... era mi primer bonsái y no sabia como cuidarlo, es más, aun no se cual era su nombre científico, solo recuerdo que parecía un pequeño helecho, era verano y lima se calentaba con el paso de los días. Camila constaba de tres raíces delgaduchas, muchísimas hojitas verdes a manera de melena, algunas piedrecillas blancas alrededor y una maceta color mostaza. Ese sábado por la tarde regreso santiago. Habíamos estado unos días separados por motivos que ya no recuerdo, que seguro no tenían importancia. Le presente a Camila, creo que tuvieron química, por que los días siguientes Camila fue invitada a casa de santiago mientras yo estaba en la playa con mi familia. La visita se repetiría, porque yo viajaba ese fin de mes a Miami, iría a ver a mi familia y pasar unos días desconectada de todo. Santiago cuido a Camila por casi un mes; cuando me llamaba por teléfono me contaba que Camila se veía muy feliz en su ‘nueva casa’, que le había cortado unos pequeños hongos que habían florecido alrededor de sus curiosas raíces entrelazadas. Cuando santiago me extrañaba abrazaba a Camila para no sentirme tan lejos, de alguna manera el pequeño bonsái se había vuelto un lazo entre los dos. El problema fue que cuando volví a lima, Camila no se encontraba sola. Santiago se había comprado una pequeña breña, que se llamo ‘brenda la breña’. Debo reconocer que Camila había sido muy bien cuidada, la veía grande y con las raíces un poco más gruesas. La llegada de Brenda la breña opaco el momento de mi primer bonsái. Debido al lazo que pensé, se había formado entre Camila y santiago, había pensado en regalarle mi primer bonsái a santi como regalo de aniversario, pero Brenda la breña continuaba opacándolo todo. Una tarde de marzo recogí a Camila de casa de santiago, la lleve a mi casa otra vez, y fue en ese momento que Camila y santiago se fueron apagando como las 18 velitas de la torta de mi cumpleaños. A las pocas semanas, Camila tenía las hojas amarillentas y el musgo todo seco, opaco, y mi relación con santiago lucia igual. No se que habrá pasado con Brenda la breña, si seguirá con vida, o si habrá muerto como Camila, solo se que extraño a santiago, y a Brenda la breña, y sin duda a Camila. Pero nada puede volver, ni Camila, ni lo que significo su muerte, ni los días sintiendo inocentes celos de un pequeño bonsái que era abrazado en mi ausencia.


publicado orignalmente el 27 de abril del 2005 a las 3:10 de la tarde.